ANEXO 1
PRINCIPALES RASGOS DE LA CRISIS FINANCIERA INTERNACIONAL
a) Origen y repercusiones
Las crisis financieras observadas en la región de Asia y la Federación de Rusia han causado graves daños a sus planes de estabilización y expansión productiva. Las consecuencias de estas crisis para el resto del mundo se han visto agravadas por la fuerte recesión de Japón. Además de los efectos de contagio directo y de las repercusiones negativas de un mercado a otro y de un país a otro, la pérdida generalizada de confianza ha dado lugar a una presión insostenible sobre el tipo de cambio y la cuenta corriente y de capital en muchas partes del mundo. Al mismo tiempo, la inestabilidad de los mercados financieros ha provocado un aumento de los diferenciales de las tasas de interés y una abrupta desaceleración de los flujos de capital que reciben los países en desarrollo, lo cual se ha traducido en una acusada desaceleración de la actividad económica.
La notable caída de los precios de los productos básicos ha venido acentuando las dificultades que encaran muchos países e intensificando las presiones deflacionarias en la economía mundial. Varios países en desarrollo, principalmente de América Latina se han visto perjudicados por la pérdida de ingresos, producción y oportunidades de exportación. A la par de ello, los países industriales han sentido los efectos de las crisis en forma de bajas de las cotizaciones bursátiles, presiones sobre las instituciones financieras y un descenso de las exportaciones, con graves riesgos de que empeore la situación en lo que respecta al gasto de los consumidores y la confianza de los inversionistas. Ante tal coyuntura, principalmente Estados Unidos y Canadá flexibilizaron recientemente las condiciones financieras al reducir moderadamente la tasa de interés.
b) En búsqueda de la recuperación
Ante el entorno mundial descrito, se han observado significativos esfuerzos y resultados de política económica, principalmente a partir de septiembre de 1988, al punto que, las monedas de todas las economías en crisis se han recuperado en relación con los niveles mínimos a los que habían descendido. Por ejemplo, la rupia indonesia sigue estando muy depreciada pero se ha recuperado apreciablemente con respecto al nivel mínimo a que llegó en junio. También, resulta alentador que tanto China como Hong Kong hayan logrado mantener sus regímenes de cambio.
En Corea y Tailandia, así como en Filipinas, se ha experimentado una notable disminución de las tasas de interés a partir de junio a medida que han ido aminorando las presiones cambiarias. Corea y Tailandia, en especial, han logrado una apreciable avance en lo que a estabilización macroeconómica se refiere y también han comenzado a realizar reformas estructurales en esferas esenciales, como la reestructuración del sistema financiero y de la deuda de las empresas.
En Indonesia, el nuevo programa de política económica en vigor desde fines de junio se ha llevado a la práctica en términos generales según lo planeado, con algunos resultados positivos.
En la mayoría de los casos, la aceleración de la inflación, luego de la depreciación de las monedas ha sido bastante menor de lo esperado, debido a la flexibilidad de los salarios y de los precios en las economías antes citadas, en un contexto de atonía de la demanda, firmeza de la política monetaria y deterioro de los precios de los productos básicos.
Finalmente, cabe señalar que la estabilización financiera y la recuperación económica mundial, en particular en Asia siguen dependiendo crucialmente de las políticas que se apliquen, pero, según el caso, las políticas monetaria y fiscal, la reestructuración de los sectores financiero y empresarial y otras reformas estructurales tendrán diferente peso como medios para facilitar la referida recuperación.